Entorno construido, movilidad urbana y sistema alimentario: oportunidades de mejoras climáticas y de circularidad

Hasta el 45% de las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero están asociadas a la gestión de la tierra y a la producción de bienes de consumo, alimentos, edificios y otros productos de uso cotidiano. En la UE, el 75% de las emisiones de gases de efecto invernadero provienen de los sectores del entorno construido, la movilidad y la alimentación. Sin embargo, existen instrumentos políticos, legislativos y fiscales para mejorar el impacto climático de estos sectores, mejorando, a su vez, la circularidad en los ámbitos del entorno construido, la movilidad urbana y el sistema alimentario.

En este post exponemos las oportunidades y recomendaciones del informe “Una industria circular y baja en carbono para Europa” del Instituto Europeo de Políticas Ambientales y la Fundación Ellen McArthur de la economía circular, relativas a la reducción de emisiones industriales y agrícolas que están integradas en los sectores del entorno construido, la movilidad urbana y el sistema alimentario, que a menudo se pasan por alto en las estrategias y políticas sobre el cambio climático. El documento también sugiere ejemplos de instrumentos para superar los obstáculos hacia una transición circular y climática para cada uno de ellos. Nos centraremos, sobretodo, en estos tres ámbitos, si bien enumeraremos las políticas transversales adicionales que estudian para integrar la economía circular en las agendas políticas de la UE mediante cambios en la gobernanza de los procesos, las instituciones y los recursos financieros de la UE.

Entorno construido

La problemática

Los materiales de construcción representan el 47% del consumo global de materiales de la UE en peso, esto es 6,9 giga toneladas en 2019. Es probable que esta cantidad aumente a medida que el parque de edificios continúe expandiéndose lentamente y envejeciendo, requiriendo su renovación o sustitución. Los edificios son importantes consumidores de energía, ya que representan el 40% del consumo energético y el 35% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI de ahora en adelante) de la UE. A su vez, los edificios son el destino del 33% del acero, el 20% de los plásticos, el 25% del aluminio y el 65% del cemento utilizados en la UE.

Las emisiones incorporadas (que abarcan tanto la construcción como la renovación) representan el 15% del total de las emisiones de GEI asociadas a los edificios a lo largo de su vida útil, y hasta el 50% en los países que han descarbonizado sus combinaciones energéticas, en los que los edificios se alimentan predominantemente de energías renovables durante su fase de uso.

Aplicación legislativa o en desarrollo:

Barreras del sector

  • La naturaleza fragmentada del sector con una diversidad de cadenas de valor dentro de él, los diferentes niveles de normativa (local frente a nacional y de la UE) y la participación de una multitud de actores con intereses contrapuestos en las diferentes etapas del proceso de construcción son un ejemplo de las barreras a superar.
  • Faltan normas armonizadas y registros de los materiales y técnicas utilizados para construir y renovar edificios, por lo que los niveles de confianza en los materiales de construcción reciclados con respecto a su durabilidad y los riesgos para la salud que suponen para los trabajadores de la construcción son bajos.
  • La gran mayoría del parque de edificios europeo tiene más de tres décadas de antigüedad, por lo que su adaptación a las mismas normas técnicas y ambientales de los edificios nuevos constituye un reto en sí mismo.

Soluciones

La economía circular puede reducir las emisiones de CO2 de los cuatro principales materiales de construcción (plásticos, acero, aluminio y cemento) en un 40% a nivel mundial, y en un 56% en las economías desarrolladas como la UE para 2050.

Para encaminar el sector de la construcción y el entorno construido hacia una economía circular, los responsables políticos pueden llevar a cabo una combinación de medidas destinadas a incentivar un cambio de sistema que abarque la planificación urbana, modelos empresariales de valor añadido, diseño para la durabilidad y la modularidad, la sustitución de materiales y la eficiencia de los mismos. Estas medidas motivarían a los propietarios a priorizar diseños versátiles que mejoren el uso de los edificios y se adapten a las necesidades cambiantes, a utilizar materiales con bajas emisiones integradas siempre que sea posible, y a utilizar los materiales de la forma más eficiente posible.

A continuación, un listado de políticas que podrían acelerar la transición hacia un parque inmobiliario más circular:

 

Oportunidades Ejemplos de propuestas políticas
Diseñar los nuevos edificios para la circularidad desde el principio. ● Incorporar en los Eurocódigos los requisitos de reutilización de los componentes de los edificios; el uso de componentes prefabricados, cuando proceda, para permitir la construcción modular; el uso de materiales con bajas emisiones incorporadas, cuando proceda (por ejemplo: madera); y la minimización de los residuos.

● Garantizar que la nueva Estrategia del Entorno Construido promueva las especificaciones de diseño circular en todo el bloque, especialmente en el caso de los edificios públicos.

Acelerar la adopción de las tecnologías digitales, en particular los

registros de materiales y la modelización de la información de los edificios (BIM).

● El uso de BIM puede reducir considerablemente los residuos y facilitar el diseño ecológico. La tecnología se utiliza ampliamente en la UE; una norma BIM podría armonizar su aplicación a escala.

●Inversiones en I+D para resolver algunos de los principales problemas de los pasaportes de materiales (por ejemplo: la privacidad, la falta de un enfoque unificado) con el fin de facilitar su aceptación en el mercado.

● El desarrollo del espacio de datos europeo para las aplicaciones circulares inteligentes, a fin de garantizar la existencia de la infraestructura digital que sustenta estos avances.

Aumentar la utilización de los edificios. ● Incentivos fiscales para los propietarios de edificios que mantengan niveles de ocupación elevados de forma constante. La medida puede ser aplicada por los Estados miembros con el apoyo de la UE.
Apoyar la deconstrucción frente a la demolición. ● Incentivos fiscales para el uso de materiales prefabricados, siempre que sea posible, para facilitar el desmontaje y el diseño versátil.
Creación de mercados para los materiales de construcción reciclados. ● Reformar las normas de construcción para garantizar que cubren las materias primas secundarias utilizadas en la construcción, como el cemento y el hormigón, los áridos y el acero, y que reflejan tanto el contenido como el rendimiento de las materias primas primarias.

● Hacer obligatorio el uso de RCD reciclados en los edificios públicos de nueva construcción.

● Proporcionar incentivos financieros para el uso de materiales reciclados (por ejemplo: subvenciones, exenciones fiscales) en la construcción.

Eficiencia y sustitución de materiales. ● El uso excesivo de materiales intensivos en carbono, como el acero y el cemento, para garantizar la seguridad está muy extendido en la industria de la construcción.

● Una medida política que podría desalentar esta práctica es una revisión de los Eurocódigos para garantizar que se dé preferencia a las alternativas de baja emisión de carbono siempre que posean la resistencia estructural necesaria.

Movilidad urbana

La problemática

El sector del transporte representó casi una cuarta parte de las emisiones de GEI de la UE en 2017; solo el transporte por carretera representó el 20%, lo que convierte a los vehículos en una de las principales fuentes de impacto climático en la UE. Aunque la infraestructura de transporte público es generalmente buena, los vehículos personales representan el 83% del transporte terrestre. El combustible y los gases de escape representan la mayor parte de las emisiones de la mayoría de los vehículos cuya producción y fin de vida útil representan más del 80% de las emisiones.

En este apartado, el informe se centra en un tipo de emisiones de los vehículos que a menudo se pasa por alto: las incorporadas en los materiales con los que se fabrican. La elección de limitar el ámbito del debate a este medio de transporte en particular se debe a su prevalencia en la UE y al hecho de que la fabricación y el final de la vida útil de los vehículos tienen un impacto considerable en el cambio climático. Además, a medida que se vaya electrificando el transporte, esas fuentes de impacto ganarán en importancia relativa.

Los turismos son la causa de importantes pérdidas estructurales en nuestra economía. El coche europeo medio está actualmente aparcado el 92% del tiempo. Cuando se utiliza, sólo 1,5 de sus 5 plazas están ocupadas de media. Y hasta el 50% del suelo de los centros urbanos se dedica a aparcamientos y carreteras, aunque menos del 10% de esta superficie se utiliza en un momento dado, incluso en las horas punta. Las estrategias que pueden abordar con éxito estas pérdidas estructurales deben tener en cuenta todo el sistema de movilidad, desde la fabricación hasta el final de la vida útil de los vehículos, buscando maximizar el acceso y minimizar las necesidades de recursos y espacio.

Barreras del sector

La profunda crisis económica en la que se encuentra el sector del transporte es tanto una barrera como una oportunidad, a corto y medio plazo, a la hora de repensar la movilidad. A corto plazo, tanto los grupos de presión del sector manufacturero como los responsables políticos han subrayado la necesidad de dar prioridad a la recuperación económica del sector mediante paquetes de estímulo sobre las consideraciones ambientales.

Sin embargo, a pesar de los esfuerzos realizados desde hace tiempo para reducir las emisiones del transporte, la UE no está en vías de cumplir sus objetivos actuales en el Pacto Verde Europeo.

Las pautas de movilidad dependen en gran medida del contexto y están influidas, entre otros, por factores como el poder adquisitivo, las infraestructuras (por ejemplo, la existencia de redes de carriles bici), la fiscalidad (por ejemplo, la tarificación de la congestión) y la cultura. La transformación de la movilidad requerirá, por tanto, una coordinación entre la elaboración de políticas a nivel local, nacional y de la UE, y esto supone nuevas formas de gobernanza no siempre fáciles de lidiar.

La reducción de las emisiones del ciclo de vida de los turismos y la mejora de la utilización de la infraestructura de movilidad son esenciales para la Estrategia de Movilidad Inteligente y Sostenible de la UE y para cumplir sus objetivos climáticos. Los avances tecnológicos han hecho posible la fabricación de coches de mayor rendimiento a lo largo de los años. Pero estos avances se han visto superados por las ineficiencias económicas y los costes ambientales derivados del aumento de la propiedad de vehículos personales, que se espera que se duplique de aquí a 2050.

Soluciones

La revisión del actual sistema de movilidad requerirá un enfoque múltiple consistente en cambiar nuestro diseño urbano para garantizar una mejor accesibilidad, ampliar el transporte público y las infraestructuras para bicicletas, y cambiar los modelos de negocio centrados en el acceso a la movilidad, en lugar de la propiedad del vehículo.

En el Plan de Acción de la Nueva Economía Circular, la Comisión Europea reconoce la importancia de la movilidad como servicio, la reducción del consumo de materiales vírgenes, la optimización del uso de las infraestructuras y los vehículos, el aumento de los índices de ocupación y los factores de carga, y una mejor conexión entre el diseño y el final de la vida útil de los vehículos. Estos pasos son esenciales para la transición a una economía circular de la movilidad y ocupan un lugar destacado en la Estrategia de Movilidad Inteligente y Sostenible de la UE.

Oportunidad Intervenciones políticas propicias
Promover el reacondicionamiento, la refabricación y el reciclaje de vehículos y otros medios de transporte (por ejemplo, bicicletas y motocicletas). Prolongar la vida útil de los vehículos mediante el diseño para la durabilidad, la reparación y el reacondicionamiento podría dar lugar a un ahorro de CO2 del orden de 0,2 giga toneladas de CO2 equivalente/año para 2050 en todo el mundo. ● Algunos Estados miembros, como Suecia, ya han introducido proyectos de ley para reducir el IVA para las obras de reparación. Incluye la reparación, la refabricación, el reacondicionamiento y el reciclaje de medios de transporte en el anexo III de las actividades que pueden beneficiarse de los tipos reducidos de IVA para impulsar estas prácticas.

● En términos más generales, pasar a gravar el uso de material virgen en lugar de la mano de obra puede incentivar la reparación, el reacondicionamiento y la refabricación. La UE tiene una competencia limitada para influir en los Estados miembros, pero puede proporcionar orientación y asistencia técnica.

Habilitación de sistemas de transporte multimodal. ● Poner la financiación a disposición de las ciudades que trabajan para cumplir con las directrices de los Planes de Movilidad Urbana Sostenible.

● Garantizar que el Espacio Europeo de Datos para Aplicaciones Circulares Inteligentes incluya el transporte y la movilidad.

● Apoyar el desarrollo de infraestructuras de movilidad urbana activa (por ejemplo, la ampliación de las redes de carriles para bicicletas) a través de directrices para la planificación urbana y la financiación.

Fomentar el diseño circular de los nuevos vehículos, incluidos los eléctricos e híbridos. ● Tal y como se estipula en el nuevo Plan de Acción Circular de la UE, vincular el diseño con el final de la vida útil y establecer objetivos mínimos de contenido reciclado en los vehículos nuevos.

● Fomentar el diseño para la durabilidad y el cambio a modelos de negocio de movilidad como servicio para los fabricantes de automóviles, poniendo a disposición planes de financiación para apoyar esta transición.

● Desarrollar una nueva legislación para regular las baterías y el uso de sus componentes (la nueva Directiva sobre baterías).

Sistema alimentario

La problemática

La producción de alimentos ocupa el 40% de la superficie de la UE y se calcula que el consumo de alimentos representa el 17% de las emisiones de GEI de los hogares de la UE. En lo que respecta al impacto climático, el cultivo de alimentos y la gestión de la tierra se diferencian de otras actividades económicas por su capacidad de capturar activamente el carbono en el suelo y, por tanto, de actuar como sumideros de carbono.

La agricultura también es más susceptible a los impactos del cambio climático en comparación con otros sectores económicos. Por ejemplo, debido al cambio climático, los rendimientos del maíz en el sur de Europa podrían reducirse a la mitad y los del trigo caer hasta un 14% de aquí a 2050, tal como explica la publicación del Joint Research Centre publicado el año pasado: Análisis de los impactos del cambio climático en la agricultura.

Junto con la silvicultura, la agricultura y la industria alimentaria son los sectores económicos que más interactúan con los ecosistemas naturales. La agricultura, una de las principales fuentes de deforestación, ha provocado una serie de impactos negativos a lo largo del tiempo. La excesiva dependencia de los insumos químicos, como los fertilizantes y los pesticidas, ha contribuido a la contaminación del aire y del agua, a la contaminación del suelo, a la pérdida de biodiversidad y a los impactos adversos sobre la salud pública.

La cría intensiva de ganado es una importante fuente de metano, un potente gas de efecto invernadero, y de amoníaco, un contaminante habitual. El exceso de labranza que expone la materia orgánica del suelo al aire libera a la atmósfera el carbono enterrado en el suelo. Se calcula que, a nivel mundial, la agricultura es responsable de hasta el 80% de la pérdida de biodiversidad, del 80% de la deforestación y del 70% del uso de agua dulce.

Las principales fuentes de emisiones del sistema alimentario a nivel mundial proceden de la cría de ganado y el cultivo de alimentos, que representan entre el 9% y el 14% del total de las emisiones de GEI a nivel mundial, seguidas de las prácticas de uso de la tierra (5-14%), y la transformación, distribución y consumo de alimentos (5-10%).

Más del 20% de todos los alimentos, es decir, 88 millones de toneladas al año, se desperdician en la UE, mientras que 43 millones de residentes de la UE no pueden permitirse una comida de calidad cada dos días. Menos del 11% de los residuos alimentarios producidos en la UE se convierten en piensos (para los residuos comestibles) o en subproductos (para los residuos no comestibles). En total, se ha descubierto que los residuos alimentarios representan aproximadamente el 8% de las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero, por lo que son una fuente considerable de impacto climático.

Estrategias políticas y futuras aplicaciones legislativas en la UE

Barreras

De entrada, las grandes barreras se encontrarán en equilibrar una serie de presiones, a veces contradictorias, que pesan sobre el sistema, entre las que se encuentran la nutrición de los 446 millones de habitantes de la UE, el sustento de los más de 10 millones de familias de la UE que dependen de la agricultura, el mantenimiento del empleo de los más de 4,5 millones de personas que trabajan en la industria alimentaria, la protección del medio ambiente, la mitigación del cambio climático y la adaptación al mismo, así como la generación de ingresos para las empresas privadas que operan en el sector.

Soluciones

La transición a una economía circular de los alimentos podría generar beneficios económicos mundiales de hasta 2,7 billones de dólares al año solo en las ciudades para 2050. La agricultura regenerativa, la eliminación de los residuos alimentarios evitables y la valorización de los residuos alimentarios y biológicos inevitables en forma de compost y enmiendas del suelo podrían compensar el 49% de las emisiones de GEI asociadas al sistema alimentario para 2050, es decir, 5,6 giga toneladas de CO2 equivalente al año.

Promover la adopción de la agricultura regenerativa. Se ha comprobado que la rentabilidad de la agricultura regenerativa es mayor que la de los sistemas convencionales de producción de alimentos. Por ejemplo, un estudio norteamericano de 2018 sobre los campos de maíz descubrió que los gestionados de forma regenerativa experimentaron un aumento del 78% de los beneficios en comparación con los campos cultivados de forma convencional. La sustitución de los monocultivos por policultivos puede conducir a una mayor diversificación de los ingresos de los agricultores, al tiempo que mejora la resistencia general del sistema de producción de alimentos. Esta mayor resiliencia, a su vez, puede contribuir a mejorar la seguridad alimentaria, ya que el sistema es más capaz de absorber las perturbaciones externas creadas por el clima adverso o el cambio climático, al tiempo que garantiza unos ingresos más estables para los agricultores.
La reforma de la PAC como oportunidad clave para promover la agricultura regenerativa. En particular, supeditar los pagos directos de la PAC a la aplicación de planes ecológicos de los Estados miembros, puede ser un fuerte incentivo para que los agricultores adopten prácticas agrícolas regenerativas. Para evitar niveles de ambición muy diferentes entre los distintos países, se recomienda que la Comisión Europea defina de antemano el abanico de prácticas que éstas podrían comprender y de indicaciones sobre sus resultados esperados.
Invertir en formación y digitalización. El aprovechamiento de la cadena de bloques (blockchain) y otras tecnologías que permiten una mayor trazabilidad puede crear una mayor demanda de productos agrícolas regenerativos al aumentar la conciencia del consumidor sobre factores como el origen del producto, las técnicas de cultivo, el contenido nutricional y el impacto ambiental. La inteligencia artificial puede aplicarse para que los agricultores tomen decisiones más acordes con la gestión regenerativa de la tierra, proporcionando información valiosa sobre la calidad del suelo y el bienestar de los cultivos y los animales, por ejemplo. A través de la Asociación Europea para la Innovación en materia de productividad y sostenibilidad agrícolas, la UE puede reforzar los servicios de asesoramiento a los agricultores y la integración de estos en los sistemas de conocimiento e innovación agrícolas para facilitar el flujo de conocimientos técnicos entre la investigación y la práctica.
Reducir el despilfarro y la pérdida de alimentos. La creación de la Plataforma de la UE sobre Desperdicios y Pérdidas de Alimentos es un primer paso prometedor para tratar esta cuestión. En un informe publicado en diciembre de 2019, la plataforma recopiló una serie de recomendaciones transversales y sectoriales para reducir el desperdicio y la pérdida de alimentos . Especialmente relevante para los responsables políticos de la UE es la recomendación de incorporar el desperdicio y la pérdida de alimentos en la estrategia, los programas y la legislación de acción climática a nivel de la UE y de los Estados miembros, como en los planes nacionales de energía y clima.
La lucha contra el desperdicio y la pérdida de alimentos a nivel mundial requerirá intervenciones en toda la cadena de valor. En muchos países en desarrollo, la mayor parte de las pérdidas se producen en las fases previas -en la granja, durante la transformación o el transporte- debido a la deficiente infraestructura de transporte o almacenamiento. Sin embargo, en la UE, los hogares representaron la mayor parte del desperdicio de alimentos generado, es decir, más del 50% en 2012. El comportamiento de los consumidores en relación con el desperdicio de alimentos no se entiende lo suficientemente bien y los programas basados en la información que se llevan a cabo a menudo en la UE parecen haber tenido un impacto limitado. Invertir en la investigación de los consumidores apoyará los esfuerzos para comprender mejor su comportamiento y diseñar estrategias para abordar el desperdicio a este nivel en el futuro.
Invertir en infraestructuras de recogida, redistribución y revalorización de alimentos para desbloquear beneficios ambientales para el sistema alimentario. Un paso significativo hacia el cierre de los circuitos de nutrientes es el hecho de que la Directiva Marco de Residuos revisada obliga a los Estados miembros a garantizar la recogida selectiva de biorresiduos para enero de 2024. Sin embargo, este requisito podría complementarse con el apoyo y la financiación para aquellos Estados miembros que se queden atrás en la aplicación de la recogida selectiva y el procesamiento de los biorresiduos. Para maximizar los beneficios medioambientales de estas prácticas, es necesario que existan instalaciones de procesamiento adecuadas a distancias óptimas de los lugares donde se originan los residuos. Además, es importante desarrollar un mercado local para los subproductos del compostaje o la digestión anaeróbica. La creación de estos mercados requerirá apoyo técnico a los Estados miembros, formación para los agricultores y financiación, cuestiones en las que la UE podría apoyar.

Palancas políticas transversales

El informe también desarrolla un apartado en el que se explica la importancia de desarrollar políticas transversales que apoyen la transición climática y circular expuestas en los apartados anteriores tales como:

  1. Aprovechar el potencial de la economía circular en las políticas climáticas de la UE
  2. Integrar un enfoque de economía circular en la estrategia industrial de la UE
  3. Reforzar el proceso del Semestre Europeo sobre las reformas económicas nacionales
  4. Financiar la transición a través del presupuesto de la UE y el fondo de recuperación
  5. Fomentar la cooperación mundial, entre otras cosas, a través de la política comercial de la UE.

Conclusiones:

Reducir el 45% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero que están integradas en la producción y uso de materiales industriales y alimentos, es un requisito previo para que la UE alcance su objetivo de tener una economía neutra en carbono. Para ello, deben adoptarse urgentemente medidas políticas y legislativas que deben ser acompañadas de financiación tanto europea como de los Estados Miembros. Además, para que puedan acelerarse los cambios para llegar a los objetivos climáticos que se ha marcado la UE para 2030, deberá también llevarse a cabo una gran tarea de coordinación, nueva gobernanza, capacitación y formación en los distintos ámbitos estudiados. Solo así podrá llevarse a cabo la transición de una economía lineal a una circular. En este contexto, los fondos de Transición Justa, para acompañar los sectores que deben cambiar su propio paradigma de funcionamiento, serán esenciales para poder hacer frente a los cambios sobrevenidos. Sin embargo, ¿uuánto representan estos fondos sobre el total del presupuesto de la UE? Como lo comentamos en el post de Terraqui “La economía circular en la recuperación económica y ambiental en la UE: instrumentos financieros, normativos y políticos”, esta partida presupuestaria significa el 1,3% (10.000  millones de € sobre un total de 750.000 millones) del instrumento de recuperación Next Generation, y sobre el total del marco financiero plurianual 2021-2027 de la UE, que asciende a 1.824.300 millones de euros, tan solo un 0,5%. Si bien es cierto que también se cruzará con otras partidas ya comentadas, no deja de sorprender que la transición justa se lleve un porcentaje tan pequeño vista la necesidad de acelerar los cambios tanto en la acción climática como en la circular.

Para terminar, recordar que, a nivel legislativo, un gran paso para la aceleración de la economía circular es la Directiva Marco de Residuos. En España vamos tarde, debía trasponerse antes del 5 de julio de 2020, y actualmente aún está en fase de Anteproyecto de Ley de Residuos y Suelos Contaminados, lo que hace aún más lentos todos los procesos de transformación expuestos en los sectores analizados en este artículo. Además, en el Plan de Economía circular de España, se percibe cierta falta de ambición respecto a algunas demandas que emanan del propio Parlamento europeo, tal y como lo indicamos en el post de Terraqui: “Plan de Economía Circular de España 2021-2023 vs. propuestas del Parlamento Europeo: análisis por cadenas de valor de productos”.

 


terraqui@terraqui.com
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Comunicóloga, formadora y coach. Licenciada en Sociología por la UB (1997). Máster en Comunicación Científica, especializada en Biotecnología y Medio Ambiente por la Universidad Pompeu Fabra (2000) y Máster en Coaching Personal por la Escuela Coach Creativo (2009).

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