El Consejo de la Unión Europea ha aprovado la nueva Directiva sobre vigilancia del suelo, estableciendo el primer marco legal integral y a escala europea dedicado a la protección de los suelos. Esta normativa tiene como objetivo principal lograr que todos los suelos en Europa sean saludables para el año 2050, un pilar clave para la seguridad alimentaria, el agua limpia y la lucha contra el cambio climático.

La degradación del suelo es uno de los grandes desafíos ambientales de nuestro tiempo. Según datos de la propia UE, más del 60 % de los suelos europeos se encuentran en un estado no saludable debido a la gestión insostenible, la contaminación, la sobreexplotación y los efectos del cambio climático. A diferencia de otros ecosistemas clave como el agua, el aire o el medio marino, el suelo carecía de un marco legislativo específico a nivel comunitario. Esta Directiva, propuesta por la Comisión en julio de 2023 como parte de la Estrategia de Biodiversidad de la UE para 2030, de ser finalmente aprobada, viene a cerrar esa brecha regulatoria.

Principales elementos de la propuesta de Directiva aprobada

La nueva normativa introduce un enfoque coordinado para abordar la degradación del suelo en todos los Estados miembros. A continuación, desglosamos sus puntos clave:

  1. Creación de sistemas de vigilancia armonizados. Los Estados miembros deberán establecer sistemas de seguimiento para evaluar de forma periódica el estado físico, químico y biológico de los suelos en su territorio. Este proceso se basará en una metodología común de la UE, lo que permitirá obtener datos comparables y fiables en todo el continente para poder tomar medidas coordinadas.
  2. Principios de mitigación de la ocupación de tierras. La Directiva pone un foco especial en combatir el “sellado del suelo” (la cobertura de terrenos con materiales impermeables como hormigón o asfalto) y la eliminación de la capa superficial del suelo en actividades como la construcción. Se introducen principios y medidas para mejorar la gestión y la resiliencia del suelo frente a estas presiones.
  3. Gestión de sitios contaminados y contaminantes emergentes. Se refuerza la obligación de gestionar adecuadamente los terrenos contaminados. Además, se establecen medidas específicas para el seguimiento de “contaminantes emergentes” que generan gran preocupación, como los PFAS (sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas), los pesticidas y los microplásticos.
  4. Definición de descriptores comunes del suelo. La Directiva introduce clases y descriptores comunes para definir la salud del suelo, vinculados a valores objetivo no vinculantes a nivel europeo y valores umbral operativos a nivel nacional, con el objetivo de que esto ayude a los países a identificar prioridades y a implementar gradualmente las medidas necesarias.
  5. Apoyo e intercambio de buenas prácticas. Según la propuesta de Directiva, la Comisión Europea asistirá a los Estados miembros en la implementación, desarrollando herramientas comunes y facilitando el intercambio de las mejores prácticas para acelerar la transición hacia unos suelos más saludables.

Próximos pasos

Con la adopción formal por parte del Consejo, el procedimiento legislativo está casi completo. El siguiente paso es la votación final en el Parlamento Europeo, prevista para las próximas semanas.

Una vez que la directiva entre en vigor, los Estados miembros dispondrán de un plazo de tres años para transponer las nuevas normas a su legislación nacional.

🔗 Puedes consultar la nota de prensa oficial del Consejo aquí: https://www.consilium.europa.eu/en/press/press-releases/2025/09/29/council-adopts-new-rules-for-healthier-and-more-resilient-european-soils/